Solo puedo entrar en la realidad empujada por una gran exaltación. De otra manera no puedo moverme. En los momentos de serenidad, vuelvo a sentirme presa en la red de mis sentimientos delicados, de mis timideces, como si me rodeara una atmósfera extraña.
Admito mi anormalidad.
INCESTO/ Anaïs Nin
Siruela 2008
He vivido esta sensación más de una vez. También admito, pues, mi anormalidad, aunque reconozco que con el tiempo los momentos de serenidad se vuelven más cómodos, necesarios e incluso excitantes
ResponderEliminarUn abrazo.
No sé Xicarandana, a mí se me ha perdido la realidad y la serenidad ya no me calma.
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