sábado, 28 de abril de 2012

INCESTO/ Anaïs Nin

Solo puedo entrar  en la realidad empujada por una gran exaltación. De otra manera no puedo moverme. En los momentos de serenidad, vuelvo a sentirme presa en la red de mis sentimientos delicados, de mis timideces,  como si me rodeara una atmósfera extraña.

Admito mi anormalidad. 



INCESTO/ Anaïs Nin
Siruela  2008


martes, 24 de abril de 2012

ESA BELLEZA





El deseo sexual, si es recíproco, origina un complot de dos personas que hacen frente al resto de complots que hay en el mundo. Es una conspiración de dos.

El plan establecido es ofrecer al otro un respiro ante el dolor del mundo. No la felicidad sino un descanso físico ante la enorme responsabilidad de los cuerpos hacia el dolor.

En todo deseo hay tanta compasión como apetito. Sea cual sea la proporción, las dos cosas se ensartan juntas. El deseo es inconcebible sin una herida.

Si hubiera alguien sin heridas en este mundo, viviría sin deseo.

El cuerpo humano realiza proezas, posee gracia, picardía, dignidad y otras muchas capacidades, pero también resulta intrínsecamente trágico como no lo es ningún cuerpo de animal ( ningún animal esta desnudo). El deseo anhela proteger al cuerpo amado de la tragedia que encarna y, lo que es más, se cree capaz.

La conspiración consiste en crear juntos un espacio, un lugar de exención, necesariamente temporal, de la herida incurable de la que es depositaría la carne. Ese lugar es el interior del cuerpo. La conspiración consiste en deslizarse al interior del otro, allí donde no se les pueda encontrar. El deseo es un intercambio de escondites ( hablar de “volver al útero” es una vulgar simplificación)

Tocar una pierna con mano de amante. Que sea para excitar o para relajar no supone diferencia alguna. El tacto aspira a alcanzar, más allá del fémur, la tibia o el peroné, el propio corazón de la pierna, y el amante al completo espera  acompañar ese gesto y habitar en él. La pierna de Giacometti, la de la piscina de Eastbourne, tiene que ver ( entre otras cosas) con el deseo.

No hay altruismo en el deseo. Al principio están implicados dos cuerpos y la exención, siempre y cuando se logre, les protege a ambos. La exención es inevitablemente breve y , sin embargo, lo promete todo. La exención suprime la brevedad y con ella las penas asociadas a la angustia de lo efímero.

Ante la mirada de una tercera persona, el deseo es un breve paréntesis. Desde dentro, una inmanencia y una entrada en la plenitud. Normalmente la plenitud se considera acumulación. El deseo revela que es un despojamiento: la plenitud de un silencio, de la oscuridad.

ESA BELLEZA
John Berger
Marc Trivier
Bartleby Editores, S.L 2005

martes, 17 de abril de 2012

INCESTO / Anaïs Nin



Te entiendo perfectamente. Necesitas lo absoluto, la pureza, la totalidad.  Eres sensible …hace tiempo que lo sabía –añadió- Sabía que eres una mujer que no puede jugar con el amor, pero me cegué, perdí la cabeza  y me volví loco. Sabía que no podrías hacerme daño. Haré todo lo que me digas. Seré tu amigo para siempre. Renunciaré al placer que me has dado. Te amo. Te entiendo.
….. Sus ojos eran extraños e inquiétants cuando dijo “ Te pegaré. Lo mereces. Y gozarás. Te pegare fuerte. Coqueta “


INCESTO/ Anaïs Nin
Siruela  2008


martes, 3 de abril de 2012

Mis habitaciones / Goytisolo

En las noches sin sueño en esa hora
de la rauda memoria
que precede al olvido
pasan por mi cabeza
como ante la pantalla de un cine desbocado
escenas gestos voces alegrías,
persecuciones, himnos
pero de entre las cosas
que vuelven desde el fondo
sin límites del alma
asoman su contorno surgen
las extrañas habitaciones
en las que yo he vivido.

A veces me contemplan los sillones
de la casa del padre me preguntan
por mis zapatos nuevos,
por aquella pelota que un día me quitaron
o por el perro que murió.
También me observan
los espejos recordando mi rostro
cubierto de jabón, me saludan
y me encuentran más viejo.

Una silla otras veces
salta desde el rincón más alejado
de aquel cuarto que fue
mi residencia de estudiante
y desde allí me grita
me canta las virtudes de aquel vino
repite mis lecciones de memoria
y me despierta con una campana.

También llega un pasillo
que me conduce de la mano
hasta el cuarto encalado
de mis veranos libres
me encierra allí y aguarda
la bienvenida del ropero
y escucha agazapado tras la puerta
nuestras conversaciones
hablando de la caza de los higos
o de aquella camisa de soldado
que todavía guarda.

Están, después aquellas
otras habitaciones silenciosas
que no preguntan nada que me miran
reprochando algo feo
que debió suceder y no recuerdo
y lanzan sus lavabos
como una acusación disparatada
dirigiéndome sordos
ruidos con sus desagües pecadores
para llamarme al arrepentimiento.

Así, en las altas noches
me cercan y preguntan
estas habitaciones de mi vida
estos cuartos sus muebles sus dinteles
y en un agobio de percheros
de alfombras y de libros olvidados,
me recuerdan el tiempo
que dejé como un trapo.
hecho jirones entre sus paredes

Mis habitaciones/ José Agustín Goytisolo
ANTOLOGÍA PERSONAL

Habitación de Virginia Woolf / Annie Leibovitz


Habitación de Virginia Woolf en Charleston, Inglaterra.

 ‘Peregrinación’, el último trabajo de Annie Leibovitz .... Siéntate y observa….que estás a punto de conocer a los mejores fotógrafos de la historia 

Pájaros en la cabeza