lunes, 3 de junio de 2013

Herta Müller/ En tierras bajas



El campo en su más cruda expresión, el campo, el mundo rural tal y como es.
Como lo recordaba olvidado de cualquier tipo de romanticismo y eso que yo lo habitaba solo en vacaciones.
Sin concesiones todo en su justa realidad, que no medida... las piedras, el frío que acontece, la hierba, la roca , las vaca, el frío que envuelve, el calor que es sudor, la mierda que es caca.

Kâthe dice: esos son cerros y las piedras son rocas.....

sábado, 16 de marzo de 2013

Algaida

A veces pienso en Algaida como una sensación, una luz, un ruido.... y se me acumula la nostalgia en la garganta con un sabor amargo....

En tierras bajas/ Herta Müller

Oí al cerdo. Estaba gimiendo.
Su resistencia era tan débil que las cadenas resultaban superfluas.
Estaba tumbada en la cama. Sentí el cuchillo en el gaznate.
Me dolía, la incisión era cada vez más profunda, la carne se me iba calentando, algo empezó a hervirme en la garganta.
La incisión se hizo mucho más grande que yo, más grande que la cama, ardía bajo la manta, palpitaba gimiendo por la habitación.
Las visceras arrancadas rodaron, humeantes, por la alfombra, oliendo a maíz semidigerido.
Por encima de la cama, un estómago repleto de maíz colgaba de un intestino que cada vez se adelgazaba más y palpitaba.
Ya iba a romperse el intestino, cuando encendí la luz.
Me enjuagué el sudor de la frente con el dorso de la mano.
Me vestí. Las manos me temblaban al abotonarme. Mis mangas y mis perneras eran como un saco.Toda mi ropa era como un saco. La habitación entera era como un saco. Yo misma era como un saco.
Salí al patio y vi el enorme cuerpo colgado del poste. A escasos centímetros de la nieve sangraba un hocico redondo como una concha. Un gran vientre blanco, como el de un pez preñado. Un enorme mamífero rumiante.

En tierras bajas / Herta Müller

El largo sendero con la vid silvestre, las uvas color tinta cociéndose al sol bajo su piel finísima. Preparo pastelitos de arena, trituro ladrillos y los convierto en pimentón, me raspo la piel de las muñecas. Siento el ardor hasta los huesos..

jueves, 7 de febrero de 2013

Benjamin Schoos Featuring Laetitia Sadier - Je Ne Vois Que Vous

Diario íntimo/ Henry y June. Anaïs Nin


Quiero decir que no puedo ser absolutamente leal, no está dentro de lo que soy capaz. Me gustan las mujeres, o la vida, demasiado... No sé cual de las dos cosas. Pero ríe, Anaïs. Me encantaría oírte reír. Eres la única mujer que tiene un sentido de la alegría, una sabia tolerancia; no, es más, parece que me instas a que te traicione. Por eso te amo. Y ¿qué es lo que te lleva a hacer eso, el amor? Es hermoso amar y ser libre al mismo tiempo. No sé lo que espero de ti, pero es algo parecido a un milagro. Te voy a exigir todo, hasta lo imposible, porque me animas a ello. Eres realmente fuerte. Me gusta incluso tu engaño, tu traición. Me parece aristocrático (¿suena inapropiada la palabra aristocrático en mi boca?). Sí, Anaïs, pensaba en como traicionarte, pero no puedo. Te deseo. Quiero desnudarte, vulgarizarte un poco... no sé, ay, lo que me digo. Estoy un poco bebido porque tú no te encuentras aquí. Me gustaría dar una palmada y Voilà, ¡Anaïs! Quiero que seas mía, usarte, follarte, enseñarte cosas. No, no siento aprecio por ti, ¡no lo permita Dios! Tal vez quiera hasta humillarte un poco, ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué no me arrodillo ante ti y te adoro? No puedo, te amo alegremente ¿Te gusta eso? Y querida Anaïs, soy tantas cosas. Ves solamente las cosas buenas ahora, o al menos eso es lo que me haces creer. Quiero tenerte al menos un día entero conmigo. Quiero ir a sitios contigo, poseerte. No sabes lo insaciable que soy, ni lo miserable, además de egoísta. Me he portado bien contigo. Pero te advierto, no soy ningún ángel. Pienso principalmente que estoy un poco borracho. Me voy a la cama; resulta demasiado doloroso permanecer despierto. Soy insaciable. Te pediré que hagas lo imposible. No sé lo que es. Probablemente tú me lo dirás. Eres más rápida que yo. Me encanta tu coño, Anaïs, me vuelve loco. Y tu manera de pronunciar mi nombre. ¡Dios mío, parece irreal! Escucha, estoy muy ebrio. No soporto estar aquí solo. Te necesito. ¿Puedo pedírtelo todo? Puedo ¿Verdad? Ven enseguida y fóllame. Descarga conmigo. Rodéame con las piernas. Caliéntame..."
Henry

 Diario íntimo/ Henry y June. Anaïs Nin